Hemos empezado el año escolar. Los niños tienen lápices y rotuladores nuevos, carpetas nuevas . . . todo nuevo. Quieren estudiar y están contentos. Se están esforzando en sus asignaturas. Los primeros días son como un sueño.
Después de dos o tres semanas la escuela empieza a ser algo rutinaria. Se hace básicamente lo mismo todos los días y todas las semanas. Y esto está bien y normal. Quiere tener un cierto ritmo, una calma esperanza de la normalidad. Los niños están aprendiendo todos los días, y eso es bueno.
Una gran parte de la enseñanza está aparte de los libros de texto.
Sugiero estas maneras de enseñar “sin enseñar.”
- Paseos en la naturaleza—Aprende a pasear con propósito. Miren las flores, las plantas, los insectos, los árboles, y a los pájaros. Aprende junto con los niños a identificar lo que se vea. Es importante tener libros de flora y fauna en casa—y de consultarlos después. ¿Cuál fue ese pajarito amarillo? Lo buscan juntos. Allí está. Se hace lo mismo con las piedras, hongos, y todo lo que se ve. Averigüen los nombres. Tomen fotos. Gocen de la belleza que Dios ha hecho. También se puede enfocar en los días de la creación. ¿En cuál día hizo Dios los peces? Cuando pase algo diferente en el cielo, por ejemplo un eclipse de la luna, pueden salir y verlo. Recuerdo ver un cometa con los nuestros. ¡Fue impresionante!
- Juegos de mesa—Cuando está lloviendo y no se puede salir, saque los juegos de mesa. Hay mucho que aprender en juegos clásicos como: Risk (geografía), Pictionary (palabras, deletrear), Scrabble (deletrear, vocabulario), puzles (observación y formas), Boggle (pensar rápido, vocabulario), Dominos (matemáticas, estrategia), Rubik’s cube (mas bien para jugar solo—entender esquemas). Aprenderán y disfrutarán.
- Leer o escuchar lecturas en voz alta—Hoy día hay “audio-libros” de los clásicos y muchos otros libros. Suelen ser leídos con mucha variedad de voces y muy bien. Se podría escucharlos en camino a la iglesia. En mi familia, mis padres nos leían libros interesantes en voz alta. Aún recuerdo con mucho cariño esas historias. Cuando se lee en voz alta, añade una dimensión a la lectura. Los niños se pierden en las palabras y en la historia, pero además escuchan como se juntan las palabras y oyen el ritmo de la lengua española. Es bueno escoger libros con aventura o fantasía. A los niños les gustan los libros de Robert Louis Stevenson, por ejemplo. Siempre hay un niño y trasfondos misteriosos. También usan un rico vocabulario. Mis padres también escogieron libros acerca de animales.
- Experiencias y viajes—No tiene que ir lejos para encontrar sitios con mucha historia. Dondequiera que vivan, hay historia a la vuelta de la esquina. Basta con encontrar una fábrica en ruinas, un museo folklórico, o una sección de la ciudad con arquitectura interesante. Tome fotos, aprende la historia, y disfrute de la belleza. Los niños tendrán bonitas memorias, y sin darse cuenta, entenderán más acerca de su entorno y la historia. Nosotros—una vez que los nuestros tuvieron siete años—empezamos a ir una vez al año a un sitio más lejos—a unas horas de casa. Vivimos en tienda de camping y comimos bocadillos, pero pudimos ver castillos, fuertes, y sitios históricos en esta sección de Europa. Fueron tiempos inolvidables en familia y toda una educación para los hijos.
Se puede “enseñar sin enseñar” y así ampliar la educación de sus hijos.