Discipulando a sus hijos = el trabajo más importante.
Que el niño sea quien debe ser es más importante a que solo el niño sepa lo que debe saber.
La meta de la educación Cristiana es que sea como Cristo. Los padres deben guiar al niño desde su estado original de rebelión hacia una relación apropiado con Dios, con si mismo y con otros.
Este proceso se llama “el Discipulado”.
Un discipulo pasa tiempo con el maestro. Aprende del maestro. Habla con y pregunta al maestro. Entiende que cree el maestro, como piensa, y como responde. Esta entrenando para ser una replica del maestro. Esto no se debe confundir con lavar el cerebro de alguien. No es esto. Es lo que Pablo expresa en Filipenses 4:8-9:
Lo que aprendisteis y recibisteis y oísteis y visteis en mí, esto haced.
El discipulado sobrepasa la educación académica para abarcar cada área de la vida. Usted, padre, sea como Cristo para que su hijo pueda hacer lo que ha aprendido, recibido, oído y visto en usted.