Cuando es Dura la Educación en Casa
Mi marido estaba fuera de la ciudad ayer por la noche por negocios. Como siempre lo hace cuando está fuera de la ciudad, me llamó después de que los niños se fueron a la cama y me preguntó “¿Cómo estuvo tu día?“.
Por extraño que parezca yo había estado esperando su pregunta todo el día (y pensando en la mejor manera de responder a ella). ¿Él realmente quería saber cómo había sido mi día?
Por supuesto, siendo mi mejor amigo, él iba a escuchar y ser simpático. Pero, ¿realmente entenderá? ¿Sería mi dulce y amado esposo – quién se escapa a trabajar todos los días – realmente capaz de entenderlo?
No, me decidí. Él no podía entender la implacabilidad de la maternidad… la resistencia pura necesaria para seguir adelante en esos momentos cuando desee tanto renunciar.
¿Otra mamá que educa en casa podría entender por lo que yo estaba pasando? Quizá. Un poco. Estoy segura de que ella podría relacionarse conmigo porque ella enfrenta diario los desafíos similares con sus propios hijos.
Pero realmente, ni siquiera ella, quien vive una vida parecida, no lo capta totalmente porque no vive con mis hijos. Ella no se enfrenta a mis mismos desafíos diarios y para ser justas, yo no enfrento los de ella. Así que como mi esposo, ella puede entender hasta cierto punto, pero nunca totalmente.
Para decirlo sin rodeos, no hay nadie más que entienda completamente mi lucha diaria. No hay nadie más que me entienda totalmente.
Cuando Se Siente Solitario
En verdad. Esto podría ser un concepto bastante solitario.
Eso es si no tuviera una relación con Aquel que me creó. Él no sólo me conoce, Él te conoce a ti. Y conoce a tus hijos.
Y nadie se preocupa más por ti (o por ellos) que lo que El lo hace.
Es la persona que es el observador silencioso en todas las conversaciones. Quien nos ama a pesar de todos los errores que hemos cometido.
Aquel que conocía tu corazón ayer y quien lo conoce ahora… en la agonía de la maternidad y de la educación en el hogar.
Esto es más que una mera “religión” o seguir un conjunto de reglas. Estas siendo llamado a una relación con Aquel que te muestra cómo vivir una vida plena (Juan 10:10; Efesios 3:18-20).
- Él quiere ser nuestro guía hacia lugares pacíficos de reposición y restauración (Salmos 1 y 23).
- Es el único que puede levantarnos cuando caemos (como lo he hecho tan a menudo en mi viaje maternal) (Salmo 94:16-19).
- Él ve las cicatrices de nuestros errores del pasado y todavía dice: “tú eres mi hija, mi hermosa novia. Ven conmigo y déjame hacer cosas nuevas en ti“(cantar de los Cantares 2:10-13; Isaías 43:19; Salmo 32: 1-5; 2 Corintios 5:17).
- Él quiere ser nuestro amparo y fortaleza, nuestro “pronto auxilio en las tribulaciones” (Salmo 46:1; Salmo 9:9; Salmo 91:14-16).
- El nos dice que no pongamos los ojos en los placeres de este mundo, sino que pasemos nuestros momentos haciendo cosas que cuenten para la eternidad (Mateo 6: 19-21; Mateo 6: 25-33; 2 Corintios 4: 16-18).
- Susurra que tu alma (y la mía) tiene valor infinito, y que en última instancia, estamos para vivir y respirar por él, nuestra audiencia es solo con Él (Salmo 56:3-4; Salmo 31:19-24; Salmo 27-3).
Realmente no hay ninguno como Él (1 Samuel 2:2; 1 Crónicas 17:20; Éxodo 8:10). Y sin embargo, su amor por mí (y para ti) es tan fuerte que él dice,
Estoy dispuesto a sacrificar todo lo que soy como rey del universo para venir y vivir entre vosotros para que podáis ver una imagen tangible de lo que parece una vida piadosa” (Filipenses 2:5-7; Colosenses 1:15).
Y así puedas conocer de primera mano que no hay nada que no haría por ti (incluyendo morir en tu lugar).
Verdaderamente, nos ponemos en estas situaciones donde decimos “nadie entiende mis luchas” (Proverbios 14:10) por lo que podemos darnos cuenta de nuestra situación – que no hay nada de lo que hayamos hecho que sea tan miserable; que no hay dolor que con dinero o privilegio podamos ocultar (libro del Eclesiastés); y que nadie aparte de Él puede entendernos completamente (1 Crónicas 28:9; Proverbios 2:6).
Utiliza nuestra desesperación – Sí, incluso el caos cotidiano de la maternidad – para motivarnos a levantar nuestros ojos y calmar nuestros corazones. ¿Puedes verlo?
En este mundo terriblemente ocupado, a veces el dolor es la única manera que podemos detener nuestra ajetreada rutina para realmente escuchar el latido del corazón de la verdadera vida – el propósito más profundo, el propósito eterno que va más allá de nuestro correr diario de allá para acá y le da un sentido a la locura.
¿Escuchas Su llamado cuando te encuentras al final de tu paciencia con tus hijos?escucho”?
¿Lo escuchas cuando te dice
“Amada, veo tus luchas, te entiendo y te escucho”?
¿Oyes su voz tranquila susurrándote,
“Todo está bien. Toma un descanso de cinco minutos. Limpia tu mente para que puedas escuchar cómo quiero respondas en esta situación”?
¿Puedes sentir que sus brazos te consuelan como ninguna madre, esposo o amigo jamás podría, ofreciendo una paz indescriptible que no tiene sentido dadas las circunstancias (Salmo 94:16-19; Filipenses 4:7)?
El Señor quiere darte estas cosas. De hecho, no tienes que vivir esta vida sin ellas.
¿Le has pedido a este precioso “amigo de amigos” que haga de tu corazón su hogar?
Esto no es un acontecimiento extraño o místico. Simplemente estás diciendo, “no he vivido una vida perfecta, y nunca lo haré, no importa cuánto lo intente. Reconozco que me creó para un propósito mayor que el de existir día a día. ¿Por favor muéstrame ese propósito? ¿Me darás una nueva esperanza y razón de vivir? ¿Me ayudarías morir a lo que creo es importante para que Tú me puedas mostrar el camino a la vida verdadera y completa.”
Levanta tus ojos
Si este compromiso ya lo hiciste con Él, entonces, hermana, te digo: levanta tus ojos! Deja de enfocarte en las circunstancias, enfócate en el tesoro que pueden ser para que aprendas a través de ellas. El Señor nos dice que nuestras pruebas no sólo nos enseñan cómo ser consuelo a otros (2 Corintios 1:3-7) sino también a acercarnos a Él (Hebreos 4:15-16). Lee Su palabra – la fuente de toda sabiduría verdadera y poder (Hebreos 4:12) y la guía para la vida plena y feliz (Salmo 119:105).
Eso no quiere decir que la vida como cristiano es siempre perfecta y siempre tiene sentido. Pero te prometo que tenemos a alguien que es Grande que puede comprender y que se preocupa profundamente, aunque hay algunos días que nosotros no podemos plenamente entender.
Abi says
que hermosas palabras de ánimo!!
Brenda Berenice Benítez Martínez says
Doy enormes gracias a Dios por tu vida y tus palabras