La Meta de Enseñar a Nuestras Hijas
Como madres, enseñando en casa nos da la ventaja de poder enseñar a nuestros hijos las habilidades prácticas que necesitarán cuando sean mayores. Nuestra meta es que ellos sean en el día de mañana adultos independientes y aptos. Queremos que puedan funcionar en el trabajo, en casa, en la iglesia, y donde sea que el Señor los quiera.
Es muy importante que las chicas, tanto como los chicos, puedan vivir independientemente. (Nadie quiere que su hijo se quede en casa para siempre por no saber cómo vivir sin su mamá.)
En mis años de conocer a muchas mujeres jóvenes, he visto algo que me preocupa: hay algunas que no saben hacer las tareas más básicas. Tampoco ven lo que hace falta. (Estoy hablando de jóvenes de unos diez y ocho años para arriba.) Entonces, yo pensaba describir algunas metas para enseñar a nuestras hijas cosas prácticas y necesarias.
1. Las Habilidades Prácticas
La hija necesita saber cómo cocinar, cambiar una bombilla, limpiar toda la casa, y decorar una casa y la mesa. Debe saber cómo poner la mesa correctamente para distintas ocasiones, y cómo hornear tartas y otros dulces. Ya con unos doce o trece años, debe de empezar a hacer sencillas comidas para toda la familia de vez en cuando. Así aprenderá a organizar, planear, y cocinar para que todo salga a la vez. Estoy sorprendida cuántas chicas jóvenes no saben cocinar los platos más básicos. Es importante que pasemos esos conocimientos a nuestras hijas. Además de cuidar la casa, deben aprender cómo llevar las finanzas. Deben de saber cómo hacer un presupuesto y vivir según los ingresos.
2. La Iniciativa
La hija debe de ver qué hay que hacer y ofrecerse a ayudar. Cuando está en la cocina por ejemplo, sabe que hay que cortar el pan, poner la mesa, buscar vasos y kétchup y mostaza. Ve lo que hay que hacer y lo hace. Cuando está en su cuarto, ella nota cuando necesita limpiarla, quitar polvo, etc. Cuando está de visita en otra casa, lleva su plato usado a la cocina, se ofrece a ayudar a recoger y a ayudar. Piensa en los demás, pero la clave es que toma la iniciativa para ofrecerse a ayudar en las tareas básicas de la vida normal. Hay mucho involucrado en esto, pero no es difícil de enseñar. Deja que tus hijas ayuden en la comida o cena. Cuando se vayan de visita, tú las enseñas por tu ejemplo cómo ayudar a la anfitriona.
3. Las Actitudes Cristianas
En muchas familias cristianas, todo el mundo espera que la mamá sirva a todos los demás. ¡Hay que cambiar esa mentalidad! El Señor mismo dijo que Él no vino para ser servido, sino para servir, y para dar su vida en rescate por muchos (Marcos 10:45). Nuestras hijas necesitan ser enseñadas en el concepto de que toda la familia trabaja junta para el bien de la familia. Nadie es esclavo de los demás, sino que todos sirven a la familia.
¡Que el Señor nos ayude a enseñar a nuestras hijas! Bendiciones.