A la madre que educa en casa, todo el mundo la pregunta ¿cómo lo hace? Siempre está con los hijos. Especialmente las madres que tienen varios niños pequeños y están intentando guiar la escuela en casa están agotadas. No hay momento que no tengan un niño—o varios—a su lado.
En parte, esto es bueno. Leí recientemente que un niño dijo a su madre que tenía lástima por los niños que van a la escuela, porque “no veían a sus madres en todo el día”. ¡Que bonito!
Durante los años que nosotros educamos en casa, descubrí un secreto. ¿Quiere saberlo? Le cuento. Yo necesitaba un tiempo apartado de todos con mi mejor amigo. No, no fue mi marido—aunque es mi mejor amigo humano. Tampoco reservé ese tiempo con una amiga. Era mi tiempo con el Señor, mi tiempo devocional.
Así lo hice yo.
En España se come a la 1:30 o a las 2:00 de la tarde. Así que, la mayoría de las clases ya habíamos hecho para esa hora. Mientras los hijos estudiaban en la mesa, yo cocinaba, y comimos normalmente sobre las 2:00. Después, recogí la cocina, fregaba los platos, y guardé las sobras. Para las 3:00 estuve libre para ir a mi dormitorio, cerrar la puerta y tener tiempo a solas con mi Señor. A veces fue veinte minutos, a veces media hora, pero siempre después de comer, estaba tranquila y lista para dedicar tiempo orando, leyendo la Biblia, y escuchando la voz de Dios.
Después, como es el horario de España, empezaron las lecciones de música y las actividades de la tarde. Fuimos a la ciudad—yo sirviendo de “taxista” para los hijos—y yo hacía recados en el banco y las tiendas mientras ellos estaban en sus clases de música.
. . . Y yo estaba renovada en mi mente y en mi alma.
¿Cuándo es su tiempo a solas con Dios? No sé cuándo pueda ser la mejor hora para usted. Puede ser que funcione mejor a la primera hora de la mañana. Puede ser que tenga libre otra hora de la mañana o de la tarde—o aún de la noche. Lo importante es apartar un tiempo para tener comunión con Dios. Recomiendo que lo haga a mas o menos el mismo tiempo todos los días—para crear una rutina.
¿Cuáles son los beneficios?
- Es tu tiempo sin distracciones para concentrarte en la oración. Mas tú, cuando ores, entra en tu aposento, y cerrada la puerta, ora a tu Padre que está en secreto; y tu Padre que ve en lo secreto te recompensará en público (Mateo 6:6).
- Refresca el alma. Confortará mi alma; Me guiará por sendas de justicia por amor de su nombre (Salmo 23:3).
- Provee dirección. Lámpara es a mis pies tu palabra, y lumbrera a mi camino (Salmo 119:105).
- Es un testimonio a sus hijos—que Mamá necesita tiempo con Dios. Y amarás a Jehová tu Dios de todo tu corazón, y de toda tu alma, y con todas tus fuerzas. Y estás palabras que yo te mando hoy, estarán sobre tu corazón; y las repetirás a tus hijos, y hablarás de ellas estando en tu casa, y andando por el camino, y al acostarte, y cuando te levantes (Deuteronomio 6:5-7).
¡Que el Señor le bendiga!